En su excelente libro, The Rest is Noise: Listening to the Twentieth Century, el escritor y crítico Alex Ross hace un recorrido histórico entre los vaivenes de los gustos musicales populares de la sociedad occidental y diversos eventos históricos significativos. Ahí mismo plantea esta reflexión:
“Some genres have attained more popularity than others; none has true mass appeal. What delights one group gives headaches to another.”
“Algunos géneros han alcanzado más popularidad que otros; ninguno tiene un verdadero atractivo para las masas. Lo que deleita a un grupo da dolores de cabeza a otro.”
No hay necesidad de que haya homogeneidad en el gusto musical de las personas, pero quizá sería importante que hubiera mayor difusión o convivencia de diversos géneros en el mainstream como sucedía hace 30 años.
En 1993 el álbum más exitoso en términos de ventas fue Music Box de Mariah Carey, con más de 30 millones de unidades movidas, pero en tercer lugar estaba Get a Grip de Aerosmith, su gran revival noventero. Pearl Jam, con su segundo e incomprendido álbum Vs. y Nirvana con el que a la postre sería su último disco de estudio In Utero, ocuparon el 13º y 15º lugar de la lista de ventas con 8 millones de unidades vendidas cada uno. Incluso The Smashing Pumpkins lograron ventas por encima de los 5 millones de copias, sin olvidar que fue con Siamese Dream, superando en ventas a artistas como Sting con su multi premiado y alabado Ten Summoner’s Tales, Pet Shop Boys en el excelente y visionario Very y Phil Collins con Both Sides y su incomprensible necedad de siempre tomarse fotos similares para las portadas de sus discos ¿no lo habían notado?
Pero dejemos de lado los números y veamos cuántas joyas se han mantenido vigentes y fueron lanzadas en 1993:
Depeche Mode y su exploración de fe y culpa con Songs Of Faith And Devotion; U2 encandiló al mundo con una puesta en escena visionaria y extraordinarias canciones con Zooropa, Anthrax con su incomprendido primer álbum con John Bush, The Sound Of White Noise un disco que ahora goza de mucho respeto, pero que fue intensamente criticado. El Debut de Björk y su irrupción en el pop mundial trayendo consigo elementos de jazz y teatralidad de sus proyectos anteriores. Duran Duran y su disco homónimo con canciones más sobrias pero no por ello menos geniales.
Tool se apropió de un espacio en las pesadillas de muchos con las imágenes de los vídeos de los sencillos de Undertow. Primus enseñaba nuevos límites creativos, lírica y musicalmente, canciones absurdas y difíciles de catalogar en Pork Soda. Rush cambiaba su sonido más refinado de la década anterior por un ataque frontal en Counterparts, el que muchos consideran su último gran álbum de principio a fin. Quicksand experimentaba con los orígenes hardcore de sus integrantes y le daba espacio a ritmos atípicos en una canción de rock en Slip, un disco cada día más influyente. En una venia similar Melvins demostraba en Houdini que podía convivir la agresividad absoluta con la melodía.
En Inglaterra venía un cambio generacional con Jamiroquai y su funk rejuvenecido en su debut. James y su salto a la fama con Laid, Blur y el disco que salvó su carrera luego de una fallida gira por USA, Modern Life Is Rubbish, la perfecta apropiación de la influencia de XTC pero con más cercanía a The Jam; y el siempre menospreciado por sus propios creadores, Pablo Honey de Radiohead, que le regaló al mundo quizá la canción más covereada de la década.
Lenny Kravitz se repuso de las terribles críticas y acusaciones contra su debut y lanza su álbum más completo Are You Gonna Be My Way. Incluso en el plano de la música instrumental Joe Satriani se convertiría en el Van Halen de nuevas generaciones de jóvenes guitarristas que buscarían descifrar sus secretos en Time Machine.
También de 1993 son 4 discos quizá no tan famosos en este momento pero magníficos, Souvlaki de Slowdive uno de los estándares del Shoegaze; Stain de Living Colour, adelantadisimo a su época y vigente por todos los temas de su lírica: sexualidad, violencia, racismo, fama. Chrome de Catherine Wheel, un disco que sin problemas podría ser lanzado este año y no sonaría fuera de lugar. Morphine y su rock hecho para musicalizar historias, tristes, trágicas, cómicas o la combinación de ambas gracias a su invitado estrella el saxofón en Cure For Pain. No olvidemos tampoco a Suede y su excelente debut homónimo, que también formó parte del relevo generacional en Inglaterra.
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